El médico que diagnostica valor

Artículo publicado el 8 de septiembre de 2011 en blog.festina.com durante La Vuelta Ciclista a España.

 

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No podíamos imaginar desde el coche del médico José Juan Miranda que acabaríamos levantando la capota para velar por la escapada. La situación de Froome, a 13″ de Juanjo Cobo en la clasificación general, hacía prever que SKY lucharía por las bonificaciones y no permitiría la escapada. En contra de todas las expectativas, a diez kilómetros de meta se ha formado una fuga con 17 corredores entre los cuales estaba el siempre combativo Joaquím Rodríguez (KAT), Luis León Sánchez (RAB), Matteo Montaguti (AG2R), Heinrich Haussler (GAR), Sergio Paulinho (RAD) y el que finalmente ha sido el vencedor, Franceso Gavazzi (LAM). Formada la fuga, paramos en un cuna para levantar la capota y con cinco puertos por delante, rezar porque no ocurra nada.

Poco amigos del morbo, en el coche no se ha hecho referencia a catástrofes, terribles caídas ni lesiones de gravedad, solamente a la lección que se puede extraer de ello. Durante los primeros kilómetros de la etapa recordábamos la caída que retiró de la carrera a Karsten Kroon de BMC e hirió sin gravedad a Sep Vanmarcke de Garmin Cervelo. Miranda recuerda cómo aquel día iba siguiendo la escapada y el coche de Lampre, informado por su corredor, les indicó que un ciclista se había salido de la carretera en la curva. Sólo contando con datos de aproximaciones donde pudo producirse la caída, comenzaron a rastrear el suelo hasta que dieron con el dorsal 58 de Jorge Azanza delante del barranco. El frío recorre el cuerpo del médico en esos minutos de incertidumbre en los que el tiempo corre siempre en contra. Unos gritos desde abajo les guía en su búsqueda. Vanmarcke llora, se duele de su cuerpo magullado, le cuesta levantarse pero insiste en que se quiere volver a subir a la bicicleta. Está bien. Alivio. Qué fortaleza y coraje tienen los corredores para poder seguir adelante a pesar del sufrimiento, pensaba para sí el doctor.

Ahora toca volver de nuevo a la carretera y a pesar de los dolores, desconfiado, intenta portarla él mismo hasta arriba. En la cabeza del doctor sigue un nombre resonando en su cabeza a modo de preocupación, Azanza. En su subida acompañando a Vanmarcke, en medio del bosque, de pronto vislumbra unos enormes ojos azules muy abiertos, como los de un niño pequeño descubriendo el mundo. Karsten Kroon estaba sentado con las rodillas dobladas y los brazos apoyados en ellas. Responde a las preguntas del doctor. “Hola, ¿sabes que eres ciclista?”, asentía. “¿Sabes en qué carrera estás?”, alzaba los hombros negando con la cabeza. Entonces como a un niño le explicó, “ahora te vamos a subir a una ambulancia para que te lleve al hospital y te miren, de acuerdo?” y el volvía a subir los hombros “vale”. Y de nuevo el pensamiento. Azanza. La pendiente y el hecho de no poder verle a simple vista inquieta aún más al doctor. Antes de aventurarse bosque a través llaman al coche de Euskaltel; Jorge Azanza está en la escapada sano y salvo. Hoy se cruzaba con el doctor y le explicaba cómo perdió el dorsal mientras derrapaba en la curva y se apoyaba en el quitamiedos.

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Los kilómetros siguen transcurriendo en nuestra dirección a Noja, así como el tiempo entre pelotón y escapados que llega a pasar los 11 minutos. Del recuerdo de este momento queda la estela de la reflexión que despierta la valentía del ciclista. “Es que les ves con 14 años que se caen, lloran un poco y se vuelven a subir a la bicicleta enseguida sin perder tiempo. Es algo intrínseco a ellos”. Y recuerda a Induráin en 1999 cuando se rompió el escafoides y decidió seguir y subir el puerto de Fito y Lagos de Covadonga, o sin irse tan lejos, a Tom Boonen unas etapas atrás cuando le ocurrió lo mismo y subió hasta L´Angliru con su envergadura y sin levantarse del sillín. También guarda un recuerdo del apasionado Xavi Tondo al llegar a la meta de Sierra Nevada en 2009 llorando por sus dolores en la rodilla.

“Velocidad media en la primera hora de la etapa, 46 km/h“, anuncia Radio Vuelta. “No ha habido ninguna llamada de Movistar al coche de médico”, se sorprendía Manuel Campesino, a manos del volante. El equipo Movistar ayer perdió a Sergio Pardilla que decía adiós a una exitosa Vuelta a España, David López e Ignatas Konovalovas por un virus estomacal, mientras que el resto del equipo, salvo Bruseghin y Lastras, sufrieron vómitos y realizaron la etapa con el estómago vacío hasta la meta a una velocidad media de 45 km/h durante 211 kilómetros. Hoy se ha retirado el joven Ángel Madrazo, abatido por el virus y totalmente desilusionado por tener que abandonar su primera Vuelta a España y además en su tierra. El ciclista no está preparado para la retirada, siempre para seguir adelante. Son de otra pasta, aman su agónico trabajo y la reflexión lleva a que el ciclista nace y no se hace.

Y mientras tanto seguimos ascendiendo y descendiendo puertos. La distancia sigue siendo la misma. Purito ataca con el objetivo claro de recuperar el maillot verde. Se va con un grupo entre los que se encuentra Franceso Gavazzi, claro favorito para la victoria en Noja una vez que Haussler se quedase cortado. Llegamos a la meta con todos sanos y salvos, sin lamentos, sin preocupaciones. Una etapa más, pensamos nosotros; una etapa menos piensan los corredores, y al menos esta la han salvado.

1 comentario

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Una respuesta a “El médico que diagnostica valor

  1. Nines mata

    Qué bonito articulo, ya me había olvidado. Qué bien y con qué sensibilidad cuentas lo qué ocurre .

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